sábado, 21 de enero de 2012

Nada sucede porque sí


Aunque no lo parezca,
aunque pase mucho tiempo después,
todo ocurre por una razón....

Un día, un muchacho pobre que vendía mercadería
de puerta en puerta para pagar sus estudios,
vio que sólo le quedaba una simple moneda de diez centavos
y tenía hambre.

Decidió que pediría comida en la próxima casa.
Sin embargo, los nervios lo traicionaron
cuando una encantadora joven le abrió la puerta.

En vez de comida, le pidió un vaso de agua.
Ella pensó que el joven tendría hambre 
y le dio un gran vaso de leche.
Él bebió despacito y después le preguntó:

- ¿Cuánto le debo?
- No me debes nada - respondió ella.
Y continuó: 
- Mi madre nos enseñó a no aceptar pago por una caridad.
Él dijo:
- Pues te agradezco de todo corazón.

Cuando Howard Kelly salió de aquella casa,
no sólo se sintió más fuerte físicamente,
sino que también su fe en Dios y en los hombres era más fuerte.
Él ya se había resignado a rendirse y dejar todo.

Años después,  esa joven mujer se enfermó gravemente.
Los médicos de su pueblo estaban confundidos.
Finalmente, la enviaron a la ciudad más cercana,
donde llamaron a un especialista para estudiar su enfermedad.

Llamaron al doctor Howard Kelly.
Cuando el médico escuchó el nombre del pueblo 
de donde era ella,
una extraña luz iluminó sus ojos.

Inmediatamente, vestido con su bata de médico,
fue a ver a la paciente.
Reconoció inmediatamente a aquella mujer.
El  doctor Kelly se propuso hacer lo mejor
para salvar aquella vida.

Dedicó especial atención a aquella paciente.
Después de una dura lucha por la vida de la enferma,
se ganó la batalla.

El Dr. Kelly pidió a la administración del hospital
que le enviara la factura total de los gastos.
Él la pagó, después anotó algo 
y mandó que se la entregaran a la paciente.

Ella tenía miedo de leer el documento,
porque sabía que tendría el resto de su vida 
para pagar todos los gastos.

Finalmente, leyó la factura y algo le llamó la atención.
Decía lo siguiente:
"Totalmente pagada hace muchos años
con un vaso de leche". Dr. Howard Kelly.
La mujer sólo pudo llorar de felicidad.


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