La pasión es tan fuerte que
la seguimos recordando mucho después
de que se haya desvanecido.
Un impulso tan seductor que puede empujarnos
en brazos de amantes inesperados.
Una sensación tan abrumadora que
puede derribar las murallas que hemos
levantado para proteger nuestro corazón.
Un sentimiento tan intenso que resurge
aunque nos afanemos por mantenerlo enterrado.
Sí,
de todos los sentimientos,
la pasión es la que nos da una razón para vivir,
y una excusa para cometer toda clase de crímenes.
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