- ¿Y nosotros? ¿Te arrepientes de lo que ha pasado?
- No, porque en algún momento de mi vida fue lo que he querido hacer.
Pero me siento mal porque en el mismo momento de mi vida
lo hubiera dejado todo por irme contigo, a donde fuese.
Irnos lejos. Pero me hubiera equivocado una vez más.
- Gracias.
- ¿Por qué?
- Por amarme tanto.
- Gracias a ti por los lindos recuerdos.
- Recuerdos compartidos.
- ¿Nunca olvidados?
- Nunca olvidados.
Se abrazaron y antes de alejarse le dedicó una última sonrisa.
Así deberían de ser todas las despedidas.
Lo que se vive con una persona es algo inolvidable, único.
Siempre te ofrecerá cosas buenas y también malas.
¿Por qué nos empeñamos en ver
nada más que las cosas malas cuando la relación se acaba?
Si se termina, mejor recordar los buenos momentos,
que aunque no lo parezca a veces,
son muchos más que los malos.
No dar una despedida de olvido y de odio,
si no dar una despedida de amor.
Pero las despedidas nunca se pueden decidir, porque si se piensan muchas veces no las hay. Es algo con lo que todas las personas tienen que convivir.
ResponderEliminarLa verdad es que llevas toda la razón jejejejje
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