Me he rendido ante el amor,
ya aprendí que no se podía luchar con él.
Te quiero, me quieres,
tú lo sabes y yo lo se.
Voy a verte, y ya todo se ilumina.
Me siento a tu lado, me coges la mano, me acaricias,
y aunque tenga el peor día de mi vida, tú lo conviertes en el mejor.
El cómo me miras, el cariño con el que me tratas,
el que siempre quieras que sea feliz.
Tantos son los momentos mágicos a tu lado,
que se me olvida el que no debo estar contigo,
se me olvida todo, excepto que te quiero más que nunca.
El olor a ti en mi ropa, en mi piel y mi pelo.
Tus caricias que se graban como si fueran fuego en mi piel.
Los abrazos interminables que nos funden en uno.
Los besos que hacen estremecer cada poro de mi piel.
Y el no poder dejar de sonreir cuando te miro.
Las conversaciones en las que hablas con el corazón
de cosas tan maravillosas que todo el mundo debería escuchar.
Eres capaz de mostrarme lo mejor que tiene la vida,
lo mejor de este mundo, a pesar de que cada vez está peor.
Contigo siempre aprendo algo nuevo y bueno.
Haces que mis problemas desaparezcan,
haces que yo sea una persona mejor,
que comprenda mis errores y me enseñes las cosas buenas.
Ahora entiendo la frase esa de:
"te quiero, no por lo que eres,
sino por lo que soy cuando estoy contigo"
Contigo me siento segura,
que nada malo me puede pasar estando a tu lado,
me siento en paz, y me siento una persona mejor.
Me siento tan feliz que tengo ganas de llorar,
ganas de gritar a todos que te quiero.
Es todo tan fantástico, tan bonito,
que parece un sueño, y eso me da miedo,
porque los sueños siempre se terminan cuando despiertas,
pero yo por ti moriría sólo por no volver a despertar,
y poder seguir soñando contigo, que esto es real.
Te amo por infinitas razones
que descubro cada día.