Hay momentos en los que no nos apetece hacer nada más
que pasarnos horas y horas escuchando la misma canción,
porque nos recuerda a alguien que queremos.
Hay momentos en los que ríes tanto
que acabas llorando de felicidad.
Hay momentos que quieres
que duren para siempre...
Momentos con los que sueñas despierta,
y que luego te das cuenta que sólo son eso,
sueños.
Hay momentos que nunca se olvidan:
un abrazo cuando lo has necesitado,
besos, caricias, susurros...
llamadas en la madrugada de alguien
que se preocupa por ti preguntando qué tal estás...
Pero también hay momentos
en que te pasas horas llorando,
por algo que ni siquiera merece la pena.
Momentos en los que te sientes solo
y no sabes con quien hablar.
Momentos en los que escuchar la voz de alguien
puede ser el regalo más grande.